Este verano pasado, raro a más no poder, me escapé a la bonita isla de Formentera.
Me sentí muy afortunada de haber podido hacer realidad ese viaje. Ha sido increíble poder hacerlo por todos los riesgos que supone en estos tiempos viajar con el virus acechando.
Además, era un viaje que había planificado tropecientas veces con parejas y amigas. Todas esas veces mis planes de viajar allí siempre se acababan torciendo y por eso jamás antes había logrado pisar esa isla.
Pero, esta vez me decidí a mover el culo hasta allí yo sola, sin compañeros ni miedos limitantes en la maleta que pudieran fastidiarme el viaje.
Pero lo cierto es que sola, lo que se dice sola, estuve poco tiempo en este viaje.
Me alojé en una casa de campo de una gran amiga que trabaja en un mercadillo hippie de la isla.
Ella es artista y se dedica todas las mañanas a crear vinilos en su improvisado taller casero que más tarde vende por las tardes en su puesto de mercado.
Mi amiga es más hippie que Janis Joplin y sus simpáticos amigos eran para mí como personajes sacados de una peli de Almodóvar.
Mira.
La diversión en la isla estaba servida con ese reparto de personajes desfilando conmigo por ese paraíso.
Y ahora viene la parte en la que te explico que tiene que ver mi viaje a Formentera con mover el culo y crear una tienda online que venda

Esta parte tiene que ver con el deseo de hacerse una tienda online que venda de personas que viven y se ganan la vida en ese paraíso vendiendo sus cosas.
A esas personas las conocí gracias a mi gran amiga hippie. Y de ellas aprendí bastante sobre saber vender con gracia un negocio para superarse y crecer.
Pero antes de revelarte algunos de mis aprendizajes, déjame que te cuente unas simpáticas hazañas por las que valió la pena mi espera por conocer esa preciosa isla.
Estuve conociendo a una tribu hippie con indígenas muy juerguistas, pacíficos y especialmente amorosos.
Nadé como una ballena hasta un velero pirata de unos colegas marineros que a mi lado nadaban como peces espada.
Me fui andando sola por una carretera hasta un faro para ver el famoso atardecer de la isla. Se me hizo de noche por los acantilados y desde allí pude escuchar en directo un concierto de piano con el impresionante faro y la luna llena de fondo de escenario.
Contemplé cómo se ponía el sol desde una playa de arena blanca con aguas turquesas rodeadas de un precioso acantilado dorado y en compañía de la tribu hippie de acogida.
Bueno, y hasta aquí lo que te puedo contar por ahora de esta aventura hippie.
¿Y que aprendí sobre saber vender un negocio con gracia en un mercadillo hippie?
Un día me puse mi mejor sonrisa y decidí ponerme en el papel de feriante para ayudar a mi amiga a vender sus vinilos.
Me convertí en ayudante de feriante por unos días de un puesto en un mercadillo hippie de la isla.
Durante mi periodo de prueba, pude observar de primera mano cómo una única venta física atrae muchas más ventas inesperadas.
Por lo general, esas son compras impulsivas de artículos que de repente se vuelven auténticos objetos de deseo a ojos de los turistas.
Este aprendizaje se podría resumir de este modo: “Culo veo culo quiero”
Para vender un negocio cara a cara hay que tener don de gentes o caer en gracia.
Hay que ser sutil, elegante y acompañar a la persona que llega a tu parada a comprarte o no.
Sin presionar la venta.
Dejar que la venta fluya.
Y respetar los distintos tiempos que puede llevar a cada persona hacer una compra.
Porque, oye, NO siempre las personas están predispuestas a comprar así de primeras tus cosas, aunque estén buscando algo muy deseado por un mercado.
Muchos tienen profundas objeciones que les impiden comprar lo que sea que quieran comprar.
En ese sentido, conocí a un joyero que tenía el don de saber si al llegar a su puesto una persona iba a comprar o no una joya interpretando su lenguaje corporal.
Ese joyero era un auténtico genio de las ventas.
Mira.
Estar metida durante unos días en un mercado despertó en mis entrañas una tremendas ganas de vender tiendas online a los encantadores artistas hippies que me rodeaban.
Y así lo hice.
Unos cuantos me manifestaron su deseo de montar una tienda online para vender su negocio todos los días del año, no solo durante la temporada de verano de la isla.
Otros me dijeron que querían hacerse una tienda virtual para continuar vendiendo por internet en caso de haber un nuevo confinamiento por la pandemia o de no poder volver a vender físicamente en sus puestos de mercado.
A todos ellos me dirijo desde aquí con este MENSAJE:
Si cuando leas esto la temporada en la isla ha terminado y sigues pensando en crear una tienda online que venda con especial gracia tu negocio (ya sea hippie o no), es aquí para encargarla.
Tras este breve inciso, sigo con el asunto serio de mover el culo para saber cómo crear una tienda online desde cero que te permita superarse y crecer.
Cómo crear una tienda online que venda ensamblando en armonía el SEO Copywriting y el Diseño web
En más de una ocasión nos han escrito profesionales con negocios físicos rentables, pero con tiendas online inmersas en serios problemas.
Son casos de comercios electrónicos que NO venden ni a tiros sus servicios o productos por no atreverse a mover el culo.
Detrás de esos negocios hay personas que se sienten frustradas porque se han gastado fortunas en proyectos que ahora mismo solo les dan disgustos, pérdidas o dolores de cabeza.
Personalmente creo que NO funciona dar la espalda a ese tipo de problemas.
Si no les haces caso a esos problemas, con el tiempo vuelven a hacer acto de presencia azotando con más fuerza y arrollando a su paso.
Porque cuando asoman los problemas serios, RENUNCIAR a una tienda online que no te está vendiendo nada es irremediablemente más rentable que aferrarse a ella.
Los miedos a un futuro incierto con la que está cayendo o a que te vuelvan a defraudar fijo que siempre te acompañarán.
Todos somos humanos hasta que se demuestre lo contrario.
Pero por mucho que te cueste o te duela, muchas veces para superarte y crecer en tu negocio no queda otra que hacer borrón y cuenta nueva.